[Reseña]: Better Call Saul Temporada 2

[Por Aldo Emmanuel]: No fue fácil, pero aun así, su primera temporada se desmarcó como una de las mejores series del año. Better Call Saul se abrió camino con paso lento, pero firme y estilo propio. Aunque no deja de lado la serie principal, protagonizada por Bob Odenkirk ha vuelto con la segunda temporada, que con un capítulo me ha dejado con la boca abierta.

Better Call Saul no ese tipo de series que te enganchan y no te quieren soltar. Es todo lo contrario. Si la primera temporada se tomó su tiempo para arrancar, los nuevos capítulos van por el mismo camino. Se podría decir que en su primer episodio ni siquiera llega a arrancar. Como en el comienzo de la serie, los espectadores pueden ver al protagonista en el futuro con ese flash forward que nos traslada a un tiempo indeterminado después de Breaking bad a través de la identidad de Gene, un tipo corriente y gris (de hecho la imagen es en blanco y negro) empleado de un restaurante de comida rápida pero con recuerdos del pasado que lo persigue.

De vuelta al pasado para seguir contando la historia de la lenta transformación del abogado Jimmy McGill en Saul Goodman de Breaking Bad. Con un ritmo lento, Vince Gilligan y Peter Gould se dieron el lujo de una segunda temporada, con un ritmo pausado, con el que se toma el tiempo de contar la historia que tiene en la cabeza.

Una persona no cambia de la noche a la mañana. Por eso en el mismo capítulo Jimmy parece decidido a dejar el mundo de la abogacía y rechazar una gran oferta laboral que finalmente terminará aceptando. Llega la hora en que abandona el despacho que tenía en un centro de pedicura para tener un despacho por todo lo alto. En el encuentra un interruptor que, según dice el letrero, nunca debe apagarse. Aun asi, Jimmy lo hace. Y, en vez de lo que todos esperábamos (Una explosión, un grito o al menos una luz apagada), no ocurre nada. Better Call Saul no es una serie de emociones o de suspenso, es asi.

Más allá de el camino de la transformación de Jimmy en Saul Goodman, la serie sigue marcando su propio estilo. La mano de los creadores se nota detrás de la fotografía y de esos planos con la cámara en lugares insospechados que Breaking Bad tenía como seña de identidad visual. También sigue referencias de la serie mayor, unos guiños ofrecidos en su justa medida para no cargarlos con demasiado peso extra.

Por delante, una nueva tanda de episodios que poco a poco nos van ofreciendo y regada con ligeros toques de humor, grandes dosis de drama y un ramillete de grandes personajes secundarios (espero muchos más momentos de Mike). Y la promesa de una transformación que aún está por llegar.

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